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Bronquiolitis en bebés: lo que debes saber

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DR. FÉLIX OMEÑACA
foto bronquiolitis bebé oscultar pediatra

El recién nacido y lactante pequeño (RNL) nace con un sistema inmune poco competente, que no le defiende correctamente frente a las infecciones. Por esta razón, durante el tercer trimestre de la gestación la madre le transfiere inmunoglobulinas (anticuerpos neutralizantes) a través de la placenta, con el objetivo de que actúen como una defensa frente a los microorganismos con los que la madre convive en perfecta armonía. Este proceso se completará en los días posteriores al parto, a través del contacto estrecho entre la madre y el bebé, y con la lactancia materna.

Todo ello permite al RNL colonizar su piel, sus mucosas y, sobre todo, su aparato digestivo de microorganismos, con los cuales convivirá sin mostrar ningún problema salvo que aparezca en su camino un microorganismo patógeno (el cual origina la enfermedad). 

A pesar de toda esta estrategia natural, las infecciones neonatales constituyen por su frecuencia e importancia un punto clave en la salud de nuestros hijos, por lo que conviene conocerlas y saber cómo actuar en cada momento.

En los más pequeños las infecciones evolucionan con mucha más rapidez, son más graves y, además, contamos con el inconveniente de que no pueden contarnos lo que les ocurre o cómo se sienten. Solo contamos con los conocimientos, la capacidad de observación y la pericia de los padres para actuar con la diligencia y rapidez que la situación precise. 

 

¿En qué consiste la bronquiolitis?

La bronquiolitis es una de estas infecciones y afecta al aparato respiratorio del niño, fundamentalmente a la parte terminal del árbol respiratorio: los bronquiolos. Consiste en una inflamación o hinchazón que viene acompañada de una gran producción de moco proveniente de la mucosa. 

 

La bronquiolitis se produce por un virus, principalmente por el más frecuente e importante: el Virus Respiratorio Sincitial (VRS); aunque también puede estar producida por otros virus como el adenovirus, el metapneumovirus, el virus de la gripe...

La infección por el VRS causa una enfermedad respiratoria aguda (catarro, resfriado común) en individuos de cualquier edad. En los RNL esta enfermedad puede quedar limitada a las vías respiratorias altas, nariz y/o garganta y sus síntomas desaparecen en un plazo de 7 días. Casi uno de cada dos niños infectados por VRS presentan bronquiolitis.

¿Cómo podemos detectar la bronquiolitis?

Las infecciones del aparato respiratorio y por ende de la bronquiolitis del RNL, se contagian a través de la inhalación de aire contaminado por el microorganismo correspondiente (en este caso el VRS) y proveniente de un individuo infectado. Se propaga a través de la tos, los estornudos, la risa, el llanto, los besos o simplemente a través de una respiración próxima (menos de 1 metro) de nuestro lactante muy susceptible. También, pueden jugar un importante papel las manos contaminadas al entrar en contacto con objetos: biberones, juguetes, chupetes, pañuelos, toallas, baberos… 

Por ello, debemos extremar las precauciones si algún miembro de la familia presenta síntomas de catarro y, sobre todo, si nuestros hijos mayores van a la guardería o están escolarizados. Cualquiera de ellos puede llevar el virus en forma de resfriado común y acabar infectando al niño. 

 

El primer indicio será cuando el menor de la casa comience a experimentar congestión nasal, mocos, inquietud, una ingesta de la comida dificultosa, ruidos al respirar, signos de fiebre no muy alta, tos (síntoma importante) y, a las pocas horas, empieza con dificultad para respirar

 

Además, estos signos vendrán acompañados de un hundimiento de las costillas visualizándose en la parte lateral del tórax, donde protruye el abdomen y como consecuencia desciende el tórax (disociación). También podremos detectar que nuestro bebé amplía los orificios nasales (aleteo) y que al respirar emite un ruido característico

 

Esta dificultad para respirar se debe a la hinchazón de los bronquiolos, los cuales se encuentran casi cerrados y se estrechan al tratar de sacar el aire (espiración) y por tanto nuestro cuerpo contrae los músculos intercostales y el diafragma para expulsar el aire. Esta contracción produce este ruido, siendo similar al de un silbido (sibilancias). 

Este gran esfuerzo puede acabar por agotar al cuerpo y como consecuencia aparecerá la palidez y sobre todo la temida cianosis (color azulado de labios, mucosas, alrededor de la boca, uñas…). 

En este vídeo podéis ver un caso de bronquiolitis en un bebé:

¿Cómo se trata la bronquiolitis?

En cuanto el niño empiece a toser o muestre signos de dificultad para respirar hay que llevarle con diligencia al hospital, para que un Pediatra pueda verlo y valorar su situación.

 

La enfermedad puede presentarse en el RNL como leve, moderada o grave, siendo la edad un factor determinante de la gravedad. Debemos prestar especial atención a los niños de menos de 3 meses, sobre todo en el primer mes, en el que además de la gravedad y rapidez en la instauración de los síntomas, pueden debutar con las llamadas pausas de apnea (cese de la respiración y cianosis). Por lo general esta enfermedad dura alrededor de una o dos semanas. 

 

Tradicionalmente se presenta en otoño e invierno (meses de octubre a marzo) aunque la COVID modificó su aparición, siendo insólita su presencia en el año 2021 en los meses de mayo, junio y julio. En la actualidad estamos ante un brote notable con una incidencia casi del doble que el año pasado y el 90% de las hospitalizaciones son en niños menores de 1 año.

 

Los niños que han nacido prematuros (< 37 semanas de gestación), nacidos con cardiopatías congénitas o Síndrome de Down tienen más predisposición a padecer esta enfermedad y en ellos reviste más gravedad. Por esta razón se les administra en los meses de otoño-invierno un anticuerpo monoclonal (Palivizumab) que, por su carestía y limitada eficacia, no se administra a la población general infantil.

 

A día de hoy no se ha conseguido una vacuna eficaz y segura, ni disponemos de un tratamiento antiviral específico, por lo que éste se limita a tratar los síntomas. Para ello, debemos mantener al niño semiincorporado, alimentarlo con menos cantidad y un mayor número de veces, aliviar sus fosas nasales con lavados y aspiración (solo cuando sea necesario) y recurrir al Paracetamol en las dosis adecuadas si está muy molesto o febril. 

 

Ya en el hospital y si el niño lo necesita, se administrará oxígeno y asistencia respiratoria en sus diversas modalidades. Los antibióticos solo jugarán un papel en caso de sospecha o confirmación de sobreinfección por bacterias.

 

¿Cómo podemos prevenir la bronquiolitis?

En primer lugar y como hemos mencionado con anterioridad, la primera medida esencial será la prevención por parte de los convivientes ante cualquier catarro. Por leve que éste sea no deben entrar en la habitación del pequeño. 

Es importante realizar un lavado riguroso de manos cada vez que se toque un objeto relacionado con el niño y que se utilice mascarilla FFP2 en todas las funciones que tengan que ver con el cuidado del niño.

No se debe ir a las urgencias pediátricas si no es estrictamente necesario (tos, fiebre alta, dificultad para respirar, en menores de 3 meses) ya que la aglomeración de niños pequeños en la urgencia puede ser un factor de riesgo para contraer la bronquiolitis.

Y por último, es importante que todo el aire que se respira en casa sea limpio, por lo que si alguno de los convivientes fuma debe hacerlo fuera del domicilio. 

Si quieres aprender más sobre la salud de tu bebé y a reconocer cuáles son los signos de alarma por los que debes preocuparte y cómo actuar en estos casos te recomendamos nuestro Curso de Atención y Cuidados del Recién Nacido.

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