Bebé

Cómo actuar ante el llanto de nuestro bebé

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DR. FELIPE GONZÁLEZ
bebé llorando

El llanto es la primera y prácticamente la única forma de comunicación de nuestro bebé. No indica un problema, sino una necesidad que nosotros tenemos que comprender y satisfacer. 

En algunos niños el llanto forma parte de su forma de ser, por lo que simplemente debemos ser pacientes, intentar entender qué nos quiere decir, y saber que con el tiempo van a saber decirnos con sus propias palabras lo que les está pasando. 

¿Qué causa el llanto en el bebé?

La mayoría de las veces, el llanto está asociado a alguna necesidad, por lo que si somos observadores, va a llegar un momento en el que aprenderemos a asociar el tipo de llanto a cada una de ellas:

  • Hambre: el hambre es una de las causas más habituales por la que se produce el llanto, ya que en los bebés las necesidades de alimentación son muy variables. Debemos asegurarnos de que el niño se acopla bien al pecho, que expulsa todos los gases y que se queda completamente saciado. Conseguir una alimentación tranquila y pausada es fundamental para minimizar el llanto.
  • Dolor: puede ser debido a espasmos intestinales después de la alimentación, por la presencia de  gases o en relación con la necesidad de hacer deposición . En estos casos, debemos depurar la técnica de lactancia para evitar que el niño ingiera el mínimo gas posible. 
  • Falta de sueño: también puede estar irritado por la falta de sueño, en este caso debemos analizar la razón por la que no puede dormir. Es recomendable que le cambiemos de postura, le hablemos suave y le mezamos en posición fetal. 
  • Disconfort: puede tener disconfort porque tenga mucho frío o calor, porque haya demasiada luz o ruido, o por sentirse mal colocado en la cuna. Otra razón puede ser la necesidad del cariño materno. 
  • Reflujo gastroesofágico: la principal señal de este problema son las regurgitaciones o vómitos que se asocian a sensación de disconfort y arqueamiento del bebé. En ese caso, siempre debemos consultar al pediatra y seguir sus indicaciones.
  • Cólicos del lactante: hasta un 40% de los casos de llanto fundamentalmente se producen entre el primer y el tercer mes y pueden tener hasta tres horas de llanto continuo, varios días a la semana. Están asociados a síntomas muy característicos como el encogimiento de piernas, tensión abdominal, importante congestión facial… Ante estos signos, debemos atender a nuestro bebé y tratar de calmarle. A su vez, podemos ayudarle con otras medidas como puede ser darle un masaje abdominal, o mover las articulaciones de las extremidades inferiores, para favorecer la expulsión de los gases, así como depurar la técnica alimentaria. En este caso, si persiste en el tiempo, debemos igualmente consultar al pediatra por si precisa algún tratamiento. 
  • Espasmos del sollozo: se trata de una situación en la que tras un traumatismo, un golpe o un susto, el bebé empieza a llorar de forma muy brusca y llega un punto en que parece que se queda sin respiración. En este momento de más estrés es cuando más calma debemos tener, para lograr tranquilizarlo. Debemos hacer un contacto estrecho con nuestro hijo, y tranquilizarlo. Nunca debemos zarandearlo ni hacer movimientos bruscos, ya que el cuadro se resolverá por sí solo. 
  • Atragantamiento: si en el transcurso de un llanto intenso el bebé se atraganta debemos incorporarlo y estimularle a toser hasta que vuelva a respirar de forma tranquila. Si el atragantamiento progresa a más tendremos que recurrir a las maniobras de atragantamiento o a las de reanimación cardiopulmonar. 

Por debajo del 5% de las situaciones el llanto supone un problema clínico. En estos casos, lo característico es que el llanto varíe, que sea más agudo, más intenso y diferente al que estamos acostumbrados. Lo que debemos hacer en estos casos es acudir a nuestro pediatra para que nos ayude a resolver la situación.

¿Cómo podemos calmar el llanto de nuestro hijo?

Una de las formas más efectivas de calmar el llanto de nuestro hijo es a través del contacto físico, ya que el bebé percibe nuestro latido y nuestra respiración. Se ha demostrado que realizar “piel con piel” con nuestro bebé desde el nacimiento favorece un menor llanto durante sus primeros días y semanas de vida. 

En el transcurso del llanto, es importante que le hablemos de forma tranquila, ya que conoce nuestra voz y va a reaccionar ante ese sonido. También podemos, cambiarle de posición, acariciarle, pasearle, mecerle, arroparle, incluso cantarle. Otra opción es  ayudarnos de música para calmarle o darle un baño con agua tibia.

Si a pesar de estas medidas no logramos que se tranquilice, un paseo en el carrito o en el coche puede funcionar, en especial para los niños con cólicos del lactante. 

Sin embargo, es importante que con el paso de los meses busquemos un equilibrio para que una atención demasiado rápida al llanto no se convierta en un hábito. 

Por último, debemos recordar que también es bueno dedicarnos un momento a nosotros mismos, para lograr relajarnos y recuperar las fuerzas necesarias para poder transmitir tranquilidad y seguridad a nuestro hijo ante estas situaciones. 

Puedes aprender más sobre el llanto del recién nacido y su conducta emocional en nuestras clases de "El llanto" y "La conducta" del Curso de Atención y Cuidados del Recién Nacido.

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