Bebé

El bebé prematuro

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DR. FÉLIX OMEÑACA
foto bebé recién nacido prematuro

“Desde su imponente debilidad los niños prematuros nos demandan una mayor comprensión, dedicación y ayuda...”

Los niños prematuros o pretérminos son aquellos que nacen antes de la semana 37 de gestación. Según informaciones de la OMS se estima que nacen cada año en el mundo 15 millones de niños prematuros y esta cifra sigue aumentando. En España la tasa se sitúa con algo más del 7%, lo que supone el nacimiento de unos 28.000 al año.

​​Las causas suelen ser: enfermedades maternas crónicas, edad, infecciones, estrés en el trabajo, embarazos múltiples, drogadicción y en muchas ocasiones desconocidas.

Se han establecido las siguientes subcategorías: prematuros tardíos (de 34 a 36 semanas), prematuros moderados (de 32 a 34 semanas), muy prematuros (de 28 a 32 semanas), prematuros extremos o “diminutos” (menos de 28 semanas y 1000 g de peso).

¿Cuáles son las complicaciones derivadas de la prematuridad?

Es necesario dentro de lo posible que el nacimiento y posterior atención de estos niños tenga lugar en maternidades que cuenten con el adecuado nivel asistencial. 

Hablar de prematuridad es hacerlo de inmadurez, presente en todos sus órganos y sistemas, de ahí que a menor edad gestacional, más problemas, riesgos y peores resultados. Hoy en día la preocupación se centra sobre todo en la prematuridad extrema de los que hemos llamado “diminutos”.

 

Los recién nacidos cuya prematuridad es moderada o tardía necesitan menos cuidados, en cambio, los prematuros que presentan una gestación por debajo de la semana 32 requerirán estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCIN).

Estas son algunas de las complicaciones más comunes en los más pequeños. 

  • Aparato respiratorio: al no haber desarrollado por completo los pulmones, el recién nacido prematuro puede padecer la “enfermedad de membrana hialina”, por la cual no es capaz de asimilar el oxígeno y eliminar el dióxido de carbono de la sangre y cumplir con el objetivo de la respiración. No obstante, gracias a la administración de corticoides prenatales y del surfactante al nacimiento el pronóstico y la supervivencia de estos niños ha mejorado de forma extraordinaria. En el caso de los prematuros extremos, pueden desarrollar una enfermedad pulmonar crónica llamada “displasia broncopulmonar”.
  • Sistema nervioso: pueden presentar en los casos más graves una hemorragia intracraneal en diversos grados que puede condicionar el pronóstico. La “apnea del prematuro” (cese de la respiración) es frecuente en los prematuros con edad gestacional inferior a 32 semanas, así como la falta de coordinación succión-deglución.
  • Aparato digestivo: la falta de desarrollo de estos órganos puede provocar problemas derivados de la alimentación, siendo frecuente el reflujo gastroesofágico. Asimismo, existe el riesgo de que presenten ictericia (coloración amarillenta de la piel). Rara vez aparece la temible “enterocolitis necrotizante”.
  • Sistema inmune: debido a su inmadurez y al haber recibido menos anticuerpos de la madre, tienen un mayor riesgo de desarrollar todo tipo de infecciones, sobre todo las infecciones diseminadas “septicemias”, las más frecuentes.
  • Hidratación: debido a la insuficiencia de la función renal y a sus elevadas pérdidas hídricas pueden presentar serios problemas para mantener una adecuada hidratación durante los primeros días. 
  • Corazón:  el “ductus arterioso” fundamental en la vida intrauterina y que se cierra al nacimiento, permanece abierto en muchos de estos niños provocando una insuficiencia cardíaca que necesitará de una medicación específica y/o cirugía.
  • Ojos: pueden presentar en diverso grado la llamada “retinopatía del prematuro”, la cual consiste en un crecimiento anómalo de los capilares de la retina y que puede afectar gravemente a la visión.  

¿En qué consiste el manejo y tratamiento del bebé prematuro?

El manejo y tratamiento consiste en el control de las complicaciones derivadas del estado de los órganos y sistemas del bebé, para garantizar su desarrollo hasta que sean capaces de funcionar correctamente. Para ello, la especialización de los profesionales (médicos y enfermeras) va a jugar un papel fundamental. 

  • Colocación en incubadora o calor radiante: se utilizan para mantener y asegurar la temperatura corporal adecuada del bebé, difícil de controlar en los primeros días de vida. Pueden precisar canalización de los vasos umbilicales y asistencia respiratoria. 
  • Monitorización de los signos vitales: se realiza a través de sensores corporales, los cuales miden la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal, la respiración, la saturación de oxígeno (muy importante), la presión arterial…. Además, se procederá a la realización de ecografías y revisiones oftalmológicas periódicas.

  • Nutrición especial: inicialmente es común alimentarles con sonda nasogástrica para pasar a la vía oral en cuanto el niño lo permita. La mejor alimentación que puede recibir es la lactancia materna y en su defecto artificial. Se dispone de leches adaptadas para prematuros y para los “diminutos” “bancos de leche humana”. En ocasiones se recurrirá a la alimentación por vía intravenosa.  
  • Control de líquidos: los primeros días se lleva a cabo una rigurosa supervisión de los balances de líquidos, mediante el control del peso e iones en sangre.
  • Fototerapia: con frecuencia necesitarán las lámparas de fototerapia para controlar las cifras de bilirrubina.  
  • Transfusión de sangre: es habitual que los bebés prematuros (diminutos) requieran una transfusión de sangre para reemplazar la que han perdido, principalmente debido a la necesidad de realizar analíticas frecuentes. 
  • Prevención ante infecciones: máxima asepsia y administración de antibióticos en los bebés que sufren riesgo de infección durante el trabajo de parto o que pueden sufrirla posteriormente.

Una vez que el niño ha estabilizado sus constantes en la UCIN empieza el compromiso e implicación de los padres (ambos) en sus cuidados. Adquieren especial relevancia los sentidos: la oscuridad/luz, los susurros, las caricias, los ruidos, el rostro y sobre todo el contacto “piel con piel”, fundamento del llamado “método canguro” que se va imponiendo más despacio de lo que debiera. Para ello es necesario cambiar hasta la disposición arquitectónica de las unidades que cuidan de estos niños. Habitaciones individuales sofisticadas y seguras en la tecnología, pero cómodas y alegres en su disposición, madre y niño las 24 horas juntos.  

Los niños cuyo desarrollo es superior a las 33 semanas estarán listos en los primeros 7 días para recibir el alta hospitalaria, los de 28 semanas superarán con creces el mes y los de 24 semanas los 3-4 meses. Antes del alta, el niño debe cumplir una serie de requisitos que acrediten su buen estado de salud.

¿Cómo podemos preparar la vuelta a casa con un bebé prematuro?

Suele ser un momento de especial emoción dependiendo de las vivencias acaecidas en el hospital. Muchas unidades de Neonatología han incorporado dos actividades, ambas de especial relevancia. La “escuela de padres” donde se ilustra a los progenitores en el manejo y cuidados del bebé prematuro durante su estancia en el hospital y su marcha al domicilio y el programa de “alta precoz” en el que se incluyen bebés y padres que deben reunir una serie de requisitos que aseguren la correcta evolución del niño en su domicilio recortando las estancias en el hospital, supervisados por una enfermera especializada.

Algunos consejos para esta etapa:

  • Monitorización: el niño puede necesitar un monitor de apnea e incluso oxigenoterapia en el domicilio.
  • Supervisión de la alimentación: siempre bajo supervisión facultativa. Cada bebé prematuro debe llevar a cabo una alimentación acorde a sus necesidades particulares que le permita desarrollarse correctamente. Lo más común es que la faciliten en el hospital.  
  • Prevención de infecciones: para ello será muy recomendable limitar las visitas y las salidas, siendo recomendable para estas últimas realizarlas dentro de lo posible a primera o última hora y evitando los lugares públicos. También será necesario asegurarse de que todos los convivientes estén vacunados de la gripe. Además, habrá que prestar especial atención al virus respiratorio sincitial (VRS), una infección frecuente en los niños pequeños que puede confundirse con un resfriado o gripe. Los de mayor riesgo recibirán un medicamento especial, el Palivizumab. Nadie debe fumar en el domicilio.
  • Acostar al niño en posición decúbito supino: es decir, boca arriba, para reducir el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante. 
  • Se recomienda realizar el contacto piel con piel el mayor tiempo posible.

Con frecuencia en los más pequeñitos hay que superar en los primeros días de vida situaciones límite y preguntas constantes sin una respuesta definitiva. Sin duda, una imagen que impresiona es ver a un niño “diminuto” rodeado de mil y un artilugios, luces, alarmas, cables, sondas, aparatos, sanitarios... Todo ello hace que la presión intensa y mantenida provoque en los padres sentimientos de frustración, decepción y en ocasiones angustia. Esto lo conocen bien los profesionales que trabajan con estos niños e intentan cuidarles con dedicación y mimo, apoyados si es preciso con los profesionales de psicología. 

La prematuridad genera preocupación e incertidumbre. Hoy en día, cada vez son más y mejores los conocimientos, los medios y la información de la que disponen los profesionales sanitarios para prevenir el riesgo y garantizar el mejor cuidado del niño prematuro. El enfoque multidisciplinar, los avances tecnológicos, la especialización de las unidades neonatales y sus profesionales han hecho que la inmensa mayoría de estos niños sobrevivan sin secuela alguna.

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